PALESTINA. EL ESTADO QUE NUNCA EXISTIRÁ

La lenta y agónica desaparición de Palestina

Según Netanyahu, Palestina quiere un estado sin paz, mientras que “Israel ha querido vivir en paz desde su fundación”. Suena raro oír semejantes palabras en el primer ministro de un pueblo que desde el mismo momento de su fundación – e incluso antes – ya entró en guerra con todos sus vecinos. Todavía suena más raro si sabes que Israel jamás tolerará un estado palestino, ni de ningún otro tipo, en los territorios que considera históricamente como suyos; y al decir históricamente me estoy refiriendo a los que Yahveh les entregó como la “la tierra prometida” y sobre la que tienen pleno derecho. Un fanatismo religioso que ha generado como contestación otro de la misma índole, pero llamado terrorista, y que toda la comunidad internacional estamos pagando sus con secuencias.

La ocupación de Palestina por judíos se comenzó a fraguar en la internacional sionista de Basilea de 1897. A partir de aquel momento gran cantidad de capital judío se dedicó a comprar tierras a los turcos en los territorios de la actual Palestina (Palestina no existía como tal y formaba parte del Imperio Otomano).

El 2 de Noviembre de 1917, el Reino Unido – que tenía bajo su jurisdicción colonial toda la zona que hoy forman Jordania, Líbano, Palestina, e Israel – firma la Declaración de Balfour, favorable a los planes sionistas de crear la nación judía en Palestina a cambio de ayuda en la I Guerra Mundial. Palestina empieza a verse invadida por cantidad cada vez mayor de judíos, y comienzan los primeros enfrentamientos entre ambas comunidades, árabe y judía.

Al finalizar la II Guerra Mundial, y tras el Holocausto nazi, en 1947 la ONU aprueba la creación del estado de Israel en Palestina concediendo un 54% del territorio a los judíos y un 46% a los árabes. No tardaría mucho en declararse la primera de las guerras, en 1948, produciendo ya 4 millones de desplazados palestinos, y otros tantos de judíos que vivían en países árabes y emigran a Israel.

Desde entonces hasta el momento actual no se puede decir que haya habido una paz total y duradera. Tras la firma de los acuerdos de Camp David Israel consiguió ser reconocida por Egipto y Jordania, gracias a las presiones de los Estados Unidos. El resto de acuerdos firmados con los palestinos (Madrid, Oslo,) han sido sistemáticamente incumplidos por Israel o provocado las intifadas como disculpa para no cumplirlos. Palestina ha sido cada vez más arrinconada y aislada, incluso embargada, levantando un nuevo “muro de la vergüenza.” Las antiguas víctimas aprendieron bien la lección y se ha convertido en verdugos de otros seres tan humanos como ellos. Las tierras que teóricamente son palestinas las siguen ocupando construyendo nuevos asentamientos en clara demostración y desafío a toda la Comunidad Internacional, de que no están dispuestos a ceder. Los palestinos pueden ir a vivir a cualquier país árabe, ellos no, ellos solo tienen Israel un estado al que llaman demócrata, pero que aparte de racista en su propia definición, es teocrático y fanático, permitido por la inservible ONU y apoyado por los UU.EE. que con Obama – un musulmán – en el poder creyeron un día que todo podía llegar a cambiar. ¡Vana ilusión!

Benjamín Netanyahu, la imagen del cinismo

Los sionistas han expuesto

que la paz siempre han deseado,

pero una vez enterrado

quien no acepte lo propuesto

que por ellos sea aceptado.

Siempre la paz han querido

mas tienen cual pobladores

matones provocadores

que tal cosa han impedido

con sus continuos clamores.

Como que les apedreaban

tuvieron que bombardeallos

y a cañonazos tratallos,

que ni aún ansí se arredraban

y hubieron de machacallos.

Los fueron todos juntando

en campos de refugiados

donde estando confinados

se puede ir mejor matando

que cuando están separados.

Si poco les ha quedado,

están para ir aburriendo

en sus tierras construyendo,

siendo terreno ocupado

pues que se terminan yendo.

Que pierda toda esperanza

Palestina de un Estado

pues no será tolerado

por quien dobla la balanza,

que el oro mata al honrado.

Que razonar no es posible

con quien se piensa elegido

y por un dios protegido,

más si tiene disponible

el oro y poder querido.

Deja a tu patria querida.

Vive y marcha, palestino,

continúa tu destino,

que a veces en esta vida

hace la justicia el sino.

Mahmud Abás, un optimista con buenas intenciones