Con la
renuncia – o dimisión forzada - del
actual Papa, Benedicto XVI, explota una bomba de corrupción económica y de
cierto libertinaje sexual, que viene de bastante lejos; para ser
exactos, de los nombramientos como papas de Juan XXIII, y sobre todo de Pablo
VI, el antiguo arzobispo de Milán antes de ser nombrado Papa y famoso por
sus reuniones con gentes del arte, de la cultura y su afición a los muchachitos
jóvenes.
Ambos
papas, homosexuales no declarados, pero sí conocidos, fueron al mismo tiempo
una revolución para la Iglesia Católica, a la que intentaron modernizar con el Concilio
Vaticano II, que abriría el primero y cerraría el segundo.
Cuentan
las malas lenguas vaticanas y eclesiásticas fundamentalistas, que ambos eran
enviados del diablo, en especial el segundo, que aparte de defender más
los Derechos Humanos que los Mandamientos de la Iglesia, era culto,
decía cosas como “Dios está lo mismo en
un plato de sopa que en una hostia consagrada”, que pertenecía a la
masonería, y que importó al Vaticano su joven guardia milanesa de bellos
jóvenes maquillados para disimular la barba y adornados con hermosos ropajes,
envidia de la Guardia Suiza. Y claro, metido
en estos placeres, que convirtieron algunas estancias vaticanas en algo parecido
a la jaula de las locas, y dedicado a escribir encíclicas antimarianistas,
abiertas a las nuevas ideas, y la introducción de los cambios del Concilio, dejó en manos de los lobos, el Gobierno y
la Banca Vaticana.
Culto,
inteligente, dialogante, y demasiado renovador
para su
época. Intentó unir la fe cristiana con la modernidad
Cuando
muere en 1978, sin saber bien cómo, ocurre un error y nombran sucesor suyo a Albino Luciani, que como Papa escogería el nombre de Juan Pablo I, error que subsanarían 33
días más tarde con una tacita de café que le debió de subir la tensión (otros
oscurantistas fanáticos, aseguran que fue para que se cumpliera la tercera
profecía de Fátima.) Le seguiría Juan
Pablo II, un Papa anticomunista, y como tal, partidario del capitalismo más cerril
y salvaje. Con él se iría afianzando
toda la corrupción en el Vaticano, los poderes de las diferentes sectas; Opus
Dei, Jesuitas, los movimientos neocat, movimientos progresistas, masones de la
secta P2, la Santa Mafia, que controla el IOR (Instituto para las Obras de la
República), que no es otra cosa que la Banca del Estado Vaticano.
En
2005 eligen al actual Benedicto XVI,
antiguo Inquisidor (Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe) y teólogo, que es algo así como escoger un
futbolista como jefe de gobierno para un país, o igual que escoger a Rajoy. Es
decir, a alguien que no se entera de nada, que no le dicen nada, pero que a
diferencia de los otros ejemplos, es más inteligente y ve lo que está pasando,
sin saber poner freno a nada, porque nadie le apoyaría.
En
2009, el arzobispo Carlos María Vigano
es nombrado Secretario General del
Governatorato de la Santa Sede, y convierte en un año los 10,5 $ millones
de déficit en 44 $ millones de superávit. Denuncia ante el Papa Benedicto, la corrupción que hay en la Curia Vaticana, y como
premio es desterrado de Roma a los EE.UU. como nuncio de S.S. el Papa, y con la
promesa de que nunca alcanzará el capelo cardenalicio. El Papa se ve solo y
rodeado por la manada de lobos de la Curia, al mando del cardenal Tarsicio Bertone.
Todos
saben lo que hay dentro del Vaticano: corrupción económica al más alto nivel,
con blanqueo de dinero de tráfico de armas e inversiones en armamento y
especulativas.
Luchas entre bandas rivales y grupos tan alejados de las creencias que
representan, que se puede afirmar que el
Estado Vaticano es el nº 1 del mundo en ateos. Y una red de intercambios
sexuales entre seminaristas, prelados, laicos, y artistas, que harían temblar
de envidia a la misma Sodoma. Pero del Evangelio de Cristo y su mensaje,
ni se habla. Y el Papa dice que ya está harto y que es viejo para luchar
contra todo esto.
Juan Pablo
I. Sólo duró 33 días,.. ¿para cumplir
así la 3ª
profecía de Fátima?
Parece
que el Vaticano
anda
un poquillo revuelto,
y
es que siempre se vio envuelto
por
el vil poder mundano,
tan
ajeno a su oficio
como
es ponerse al servicio
de
las mafias e inversores
que
son especuladores.
La
cosa viene de lejos,
de
cuando hace años nombraron
a
unos papas que pensaron
que
no serían pendejos,
y
no sólo es que lo fueron,
sino
que encima entendieron
que
precisaban de auxilio
y
montaron un Concilio.
La
Iglesia estaba marchita
y
precisaba un lavado
para
que fuera aceptado
un
ritual más urbanita,
y
como bien dijo Cristo,
el
que fuera buen Ministro
que
se acercara a los niños
para
administrar cariños.
Y
en lugar de gobernar
hicieron
como Rajoy,
hoy
no vengo, hoy no estoy,
y
mañana a alternar
con
jovencitos que el Papa
trújose
bajo solapa
de
su antiguo arzobispado,
por
no verse desolado.
Tarsicio Bertone
y Carlo Mª Vigano, sombra y luz del Vaticano
Y
así fue como los lobos
hiciéronse
con las riendas,
iniciando
las contiendas
pasando
por hombres probos,
y
si el Papa loqueaba,
entre
ellos se guerreaba,
y
así es como hizo irrupción
entre
ellos la corrupción.
Muerto
éste, otro nombraron
que
duró lo que un suspiro,
pues
que le dieron el piro
visto
que se equivocaron
y
eligieron a uno honrado
que
estaba bien enterado
de
lo que era el Vaticano,
y
quería meter mano.
Y
eligieron al polaco,
que
siendo anticomunista
hizo
más bien gorda vista
y
dejó que fuera opaco
lo
que allí era gobernado,
y
él que no había viajado,
se
convirtió en un viajero
que
visitó el mundo entero.
Luego
ya, vino el de agora,
que
como teólogo que es
ni
al derecho ni al revés
no
se entera ni de la hora,
y
cuando se ha enterado
porque
otro se lo ha explicado,
se
ha visto tan cohibido
que
la renuncia ha elegido.
Bertone
mandando desde la sombra en el Vaticano