SILENCIOS INSULTANTES

 Mariano, o se ha vuelto invisible, o se ha puesto

una coraza que lo hace impenetrable

Dice el abad Dinouart en “El arte de callar”, que sólo se debe dejar de callar cuando se tiene que decir algo más valioso que el silencio. Añade el buen clérigo letrado, que también hay un tiempo para callar, al igual que hay un tiempo para hablar y que es cierto que, en líneas generales, se arriesga menos callando que hablando. El hombre nunca es más dueño de sí que en el silencio, pues no deja entrever a los demás lo que piensa, (esto ya era un consejo de Maquiavelo), pero una vez que ha hablado, el hombre, esclavo de su palabra, se ve obligado a defender lo que ha dicho, porque también hay – continúa nuestro abad – silencios de desprecio, de no dignarse a responder a quienes nos hablan, y que son efecto del orgullo.

Dejando aparte al estudioso abad, el silencio de un presidente de gobierno y su negativa a dejarse ver en público, y responder de sus palabras y sus promesas, son un acto de desprecio y una ofensa hacia todos los ciudadanos del país, intolerable en una persona que ejerce tal función pública, e injustificable desde ningún punto de vista. Mucho más, cuando parece haber motivos más que sobrados, para que explique el por qué de algunas de las medidas tomadas en el poco tiempo de su gobierno, y que han roto y contrariado el discurso en el que ha basado su programa electoral, aparte de haberlas criticado abiertamente al anterior gobierno por ser inadecuadas.

En menos de quince días de gobierno ha incumplido sus principales compromisos electorales, (cierto que personalmente no se mojó mucho), los que le han dado la victoria, y le han llevado donde está, mediante el engaño a los ciudadanos de buena fe; y eso tiene un nombre: fraude electoral. Prometió poner al día las pensiones, y las ha subido un 1%. Prometió no subir los impuestos ni el IVA, y los ha subido, y para más inri, afectan más a las clases menos pudientes que a las clases acomodadas. Su plan de lucha contra el fraude fiscal ha hecho reír a Bruselas, al pretender conseguir 8 mil millones de euros, cuando las grandes empresas defraudan casi 50 mil millones de euros, y no se toma ninguna medida contra ellas sino contra el empleo sumergido, que hace de colchón ante su incapacidad de crear puestos de trabajo. Su famosa frase “dejarán de darnos órdenes desde Europa” todavía chirría en nuestros oídos, cuando le hemos visto ir a consultar con sus jefes populares europeos (Merkel y Sarkozy) su plan de gobierno, y pedir su visto bueno. A día de hoy la bolsa sigue bajando y la prima de riesgo se ha disparado a 377 puntos, y sigue… ¿Dónde está la famosa seguridad que su sola presencia nos prestaría?

Como consecuencia de lo expuesto, no es nada raro que el 58% de los españoles, incluyendo el 30% de los votantes del PP se sientan en estos momentos engañados por un presidente que aparte de no cumplir, ha hablado 101 segundos desde el día que fue investido como Presidente, sin derecho a preguntas por parte de la prensa, y que piensa continuar así hasta el mes de Febrero en ese retiro espiritual en que parece haberse sumergido, bien por cobardía o por santidad, pero que en ambos casos, son un ultraje a la nación española.

La batalla y la lucha quedan ya, a partir de este momento, y por silencio administrativo, plenamente justificadas. Por fraude electoral e incumplimiento de promesas y engaño a la ciudadanía; y por desprecio al Pueblo, al negarse a dar explicaciones debidas a las medidas tomadas en contra de lo prometido, no queriendo comparecer directamente ante quienes tiene la obligación moral y legal (por la costumbre, que es una de las normas de establecimiento de una ley) de hacerlo, humillación que hace, e indignidad que demuestra tener.

Prometer y no cumplir, siempre fue la mejor

arma electoral de ciertos partidos

Unos dicen que ha volado,

los otros que está escondido

o bien, desaparecido,

pero la cara no ha dado

y a los suyos ha dejado

para que vayan haciendo

y el país sigan hundiendo

sin contar con su presencia,

que no teniendo su anuencia

dirá que no lo iba viendo.

Pues que se aplican medidas

que él había criticado

y en su programa jurado

no serían esgrimidas

y serían perseguidas,

mas no para mantenellas

sino por librarnos dellas,

y no es lo que están haciendo,

pues que nos siguen jodiendo

cual perseguidas doncellas.

Las promesas se han cargado

en menos que canta un gallo,

y al ciudadano a cargallo

de impuestos han comenzado

en forma que ya está ahogado

y ahora también sorprendido

viendo lo que se han subido

las pensiones, prometidas

que serían mantenidas,

mas se les han escurrido.

Y del fraude, ya ni hablemos,

que si en Bruselas recelan

aquí ya ni nos desvelan

porque bien lo conocemos

y todo lo más que hacemos

es mirar hacia otra parte,

pues que es forma de nuestro arte

de no pagar, mas pagando

a otro que se va forrando

y cada uno con su parte.

Que el español engañado

se siente en estos momentos,

se escucha hasta en los conventos,

y aquel que al PP ha votado

ahora ve que le han timado

y que de lo prometido

nada se ha visto cumplido,

y que al revés de lo dicho

hará el gobierno capricho

porque él se lo ha permitido.

Y Rajoy sigue callado,

puede que  por ser de humildad

o puede que por santidad,

porque es un maleducado

o porque se ha constipado

al congelar el salario

que mínimo es un calvario,

pues no permite la vida

e inclina hacia la bebida

o a ser revolucionario.

El fraude electoral debería de estar castigado.

El voto del ciudadano directo debe imponerse.