PRESTIGE: DESPRESTIGIO DE LA JUSTICIA Y DESVARÍO DE CIERTA PRENSA

Siete días tardó en hundirse el barco, seis en tomar el director de la marina mercante y el gobierno una decisión que resultó un desastre ecológico de dimensiones trágicas, y once años en dictar una sentencia que ha puesto en evidencia una vez más que la corrupción y la ineptitud de los gobernantes nunca será castigada ante los tribunales en España, y menos si son de derechas. El poder judicial no es independiente, tal y como proclama la Constitución, sino que defiende a los poderosos y desprotege a los pobres y a los más débiles; la impunidad de la “casta” se ha podido constatar una vez más.

Cuando ocurrió el desastre, (el tercero en el ranking mundial con un coste total de 12.000 millones de dólares) desde el presidente Aznar hasta el portavoz del gobierno, Mariano Rajoy, pasando por Álvarez Cascos, ministro de Fomento y Javier Arenas, ministro de Administraciones Públicas, todos ellos fueron responsables y tomaron las decisiones equivocadas que causaron la tragedia. El gobierno trató de ocultar la gravedad del hecho y su participación en el desastre y para ello, utilizó los medios de comunicación públicos y los afines negando la evidencia. Creían vivir en un tiempo en que aún se podían tapar estas cosas. Pero había nacido Internet y con ella se puedo hacer correr el Manifiesto de Nunca máis por todo el mundo. Y ahí comenzó una movilización ciudadana de solidaridad y apoyo como nunca se había visto, y en contra de las falacias y embustes del gobierno. Algo que tendría su continuación más tarde, en la infame guerra contra Irak.

Por mucho que quisieran ocultar, no podían negar los cientos, miles, de voluntarios de toda España que se acercaron a las costas gallegas a recoger la marea negra, el chapapote, o los hilillos de plastilina, que al final hubo de reconocer Mariano Rajoy, (ya para entonces escogido para mentir) que salían del barco hundido a 130 millas de Galicia por una decisión errónea tomada por el gobierno y sobre quien recaían las responsabilidades, tanto políticas como civiles. Pero como siempre, la terca negación de todo fue su respuesta.

Negar las evidencias, siempre es la táctica tonta del PP

Ahora, una sentencia injusta – incluso amañada – deja sin castigo a los culpables, y aún más, sin derecho a cobrar indemnización a los damnificados por daños y perjuicios en la mayor catástrofe medio ambiental habida en España. Los cerca de 4.300 millones que se peritaron había costado no se pueden cobrar porque no se puede exigir responsabilidad civil a nadie. Y lo más curioso; aunque la sentencia hubiera sido condenatoria, la aseguradora  pagaría hasta un máximo de 1.000 millones. Las leyes las hacen sus amigos y quienes se sientan en sus Consejos de Administración.

Pero a pesar de todas las evidencias, siempre hay quienes lo ven al revés, bien porque piensan con los pies o andan sin cabeza.

El prestigioso  diario marianista La Razón, festeja la sentencia sin importarle la tragedia, sino que ve en ella un acto de justicia contra la izquierda, que intentó manipular una desgracia  para intentar hundir al PP. Por algo Marhuenda es el periodista mejor pagado por el gobierno de España. También la Gaceta habla de guerra sucia contra el PP, y no se corta al escribir que los partidos de la extrema izquierda radical e independentista gallega con el apoyo del PSG-PSOE hiper-politizaron la catástrofe. Por su parte, el ABC habla de que la sentencia pone de manifiesto que hubo una burda manipulación política del caso que inauguró el todo vale contra el PP. (Que frágil memoria sobre quién inició el todo vale. Ya no se acuerdan de la campaña de desprestigio contra Felipe González para echarle del Gobierno.) y termina diciendo que el “pobre” Rajoy se comió el marrón (en todo caso se comería el negro chapapote, pero ése se lo tuvieron que comer los pobres gallegos).

Tal vez, por su experiencia – que no es poca – la justicia española ya debería de tener más que sabido que ludex damnatur ubi nocens absolvitur  (el juez es condenado cuando el culpable es absuelto).

Los de siempre ven las cosas como siempre

Había una vez un barco

(que más era un paquebote)

repleto de chapapote

que hundióse, y su gran charco

desembarcó en Galicia

llenándola de inmundicia.

Dícese, y eso es bien cierto,

que fue cosa de impericia,

más pienso que fue estulticia

el enviallo a mar abierto

en vez de acercallo a puerto

para evitar el entuerto.

Pues si se hubiera acercado,

de un modo u otro cualquiera

tal vez haberse pudiera

antes de hundirse, vaciado,

o cuan menos controlar

mucho más que en alta mar.

Mas hubo un tonto supino

ministro en aquel momento

mas incapaz de argumento,

que lo mandó al quinto pino,

algo en él acostumbrado,

que es hombre errado y herrado.

Todo se quiso tapar

siguiendo la fiel costumbre

de echar más leña a la lumbre,

pues se les vino a escapar

que Internet ya era inventada

y bastante utilizada.

Despois de tantos anos (Outra mais) da Xustiza galega

Y por las redes sociales

corrióse la voz urgente

de que hacía falta gente

para enmendar genitales

rebuznos de un asno vago,

causante de aqueste estrago.

Galicia entera llenóse

de miles de voluntarios

do no había dignatarios,

hasta que al final limpióse

gran parte del chapapote

que trujo aquí un gran zote.

Si siete días duró

el barco antes de hundirse,

y en mandallo a alta mar irse

seis más aún se demoró,

once años más se ha llevado

el que lo hayan sentenciado.

Mas estando de recorte,

podrían haberse ahorrado

el último paso dado,

para evitar que soporte

la justicia más jodienda

por hacer tal componenda.

Que invisible viene a ser

todo aquel que a los togados

los afina y deja untados

pues nadie les puede ver,

mas se nota en la sentencia

porque hay de Razón ausencia.

El embustero de entonces hace lo mismo ahora, pero máis