DE PÚBLICO A PRIVADO, Y ME LLEVO LO ROBADO

Ya de por sí, poca confianza es la que nos inspira una persona que elige la carrera política sin una determinada y clara ideología social, y menos aún si lo hace militando en un partido cuya manera de gobernar siempre fue a base de encuestas para llegar al poder, y que una vez en él impone un programa diferente del prometido y de claro matiz economicista, dando más importancia y valor al aspecto mercantil de la sociedad y los individuos que la componemos, que a su aspecto social y humano. Tales personajes suelen ser lo que se llama “triunfadores”, porque llegan a la cima socio-económica (o dicho en otras palabras, se hacen ricos) a través de la falta de ética, el uso de todo tipo de trucos para trepar y la obscenidad política.

Tal es el caso de Juan José Güemes y Manuel Lamela, exconsejeros de Sanidad de la Comunidad de Madrid y que después se pasaron a la sanidad privada. Ambos muy queridos y elogiados por la entonces presidenta Aguirre y por el actual, su mosquetero Ignacio González, ambos partidarios de las privatizaciones, elevadas a su máximo exponente.

Ambos han sido imputados por prevaricación y cohecho en las irregularidades habidas para las adjudicaciones de la gestión sanitaria externalizada en los primeros hospitales privatizados. Y es que no se puede servir a dios y al diablo al mismo tiempo. Pasar de la Consejería de Sanidad a unas empresas particulares que luego resultan beneficiadas en el reparto del pastel, es como mínimo sospechoso. Pero si además se hace en forma opaca (el accionariado no tiene por qué ser declarado), se hace sin control de precios y sin fijar un canon en la factura intercentros, y existen coacciones para derivar pacientes de la pública a la privada, resulta que se está cometiendo por parte de esas empresas, fraude a Hacienda y malversación de caudales públicos.

Siempre hay el peligro de estrellarse en la carrera

¿Y quién hay detrás de estas empresa privadas? Pues como en las matrioskas rusas hay varias empresas interpuestas, entre ellas alguna de la Gürtel, con lo cual me parece que ya está dicho todo, pero que imposibilita llegar a los nombres de los accionistas. De todos los modos en Capio, siempre sonaron nombres como Rato, el marido de Cospedal, y otros prebostes del PP.

Lógicamente, tanto Lasquetty, actual consejero de sanidad, como Ignacio Gozález o Aguirre, defienden la inocencia de ambos imputados, e incluso han ido más lejos. En este sainete que es ya la política española, el mismo día que eran imputados se les concedía la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo en agradecimiento a su buen hacer, su trabajo y su esfuerzo (algo que no dudamos en absoluto) al servicio de los madrileños (aquí ya tenemos muy severas dudas).

Incluso – y creo haberlo dicho en alguna otra ocasión – es que creo que lo llevan en el ADN, no lo pueden evitar, y sienten entre sí una cierta atracción. El muchachito Güemes es yerno de Carlos Fabra el Tuerto, a quien me imagino debe de admirar y ver como espejo en que mirarse, ya que está casado con su muy querida hija Andrea, sí, aquella del ¡que se jodan! expresado con tanta emoción en el Congreso y dedicado con todo su odio a los parados. ¡Ah, la familia!, base de nuestra sociedad e ilusión para un certero futuro.

Sin lugar a dudas, todo un “ejemplo” para los madrileños

Se dice que han imputado

a dos viejos consejeros

que de público a privado

pasaron en plan fullero

y en plan malintencionado.

No hubiera pasado nada

si hubieran sido formales

y no dar la campanada

en acciones iniciales

de forma asaz descarada.

Porque han sido las empresas

en que ellos han trabajado

las que han logrado las presas

y el codiciado bocado

sin dar lugar a sorpresas.

Les han prevenido todo

y allanando los caminos

para que con acomodo

tengan felices destinos

siendo ellos los Celestinos.

Si la justicia no lo frena, su zarpa se hará con todo

O sea, intermediarios,

lo que es prevaricación

porque fueron funcionarios

y aplican la información

de que eran depositarios.

Cosa que la ética insulta

pues dos veces han cobrado

por una misma consulta;

 ahora cobran del privado

y el cargo fue catapulta.

Y les han condecorado

por su buen hacer y esfuerzo

hacia el más necesitado.

¡Quién habrá sido el mastuerzo

que tal cosa ha imaginado!

Que estos nada lo ven negro

y todo llega a buen puerto,

pues uno tiene de suegro

a Fabra el del aeropuerto,

y a éste le toca el reintegro.

Y en familia queda todo;

la familia genovesa,

mano a mano y codo a codo

que junto a su lideresa,

nos han hundido en el lodo.

Solución seguida por medio millón de españolitos