WERTYLANDIA, o los niños con los niños y las niñas con las niñas

En la entrada dedicada a Arias Cañete, comenté que siempre había varios ministerios en los que el ministro que ocupaba el cargo pasaba a la historia por no haber hecho personalmente nada. Pues bien aquí tenemos al más paradigmático de todos ellos, porque el señor Ministro de Educación, Cultura y Deportes, más conocido como tertuliano y por sus continuas meteduras de pata, no ha dado palo al agua personalmente desde que es ministro.

Su ministerio es la “Casa de Tócame Roque”, por la que a diario entran y salen personajes de todo tipo de pelaje; dignatarios del Opus Dei, colaboradores de la FAES, enviados de la Conferencia Episcopal, representantes de la asociación de padres de alumnos católicos, CONCAPA, algún representante taurino, y ganaderos criadores de toros bravos…, de tal forma que a él no le queda tiempo para sus funciones, que prefiere dejarlas en manos de sus invitados.

Así es como ha logrado una oposición tan uniforme que ha logrado que le planten todos los rectores universitarios. Gracias a sus recortes en Educación, la subida de las tasas universitarias, la concesión de becas, no a los más necesitados sino a los más inteligentes, incluyendo la financiación de las corridas de toros como bien cultural español, ha conseguido las mayores movilizaciones en contra desde la época del franquismo.

Los niños con los niños

No contento con haberse cargado la famosa y polémica (por parte de la Iglesia Católica) asignatura de Educación para la Ciudadanía, y sustituirla por una especie de Formación del Espíritu Nacional descafeinada, elaborada por la Conferencia Episcopal y la FAES, ahora, ante la sentencia del Tribunal Supremo, rechazando que se subvencione a los colegios que segreguen por sexo, es decir a los del Opus Dei, como buen meapilas cercano a esta secta, ha saltado de su sillón defendiendo a capa y espada que tal educación no es segregación. Y nada mejor para ello, que una demostración científica: los cerebros del niño y de la niña evolucionan en forma diferente, y por tanto la educación debe de ser distinta. Claro que no tiene en cuenta que los cerebros de dos niños (o de dos niñas) evolucionan también en formas desiguales y no por eso hay que educarlos separadamente.

¡Y cómo no!, la comunidad que más colegios del Opus financia (en realidad tiene más colegios privados que públicos y ha recortado 80 millones a la educación pública para dárselos a la privada) es Madrid de Aguirre, que no contenta con eso, también les regala los terrenos (en el años pasado dos).

Puestas así las cosas, y dando un ejemplo de democracia y respeto a la justicia, el señor ministro ha soltado otra de sus típicas wertadas, al decir, que si es preciso, se hará un cambio legislativo, o sea, que se cambiará la actual LOE por otra, y ya está. Muerto el perro, se acabó la rabia.

Las niñas con las niñas

Se dice que hay ministerios

en que los ministros no hacen

nada y que se lo rechacen,

mas como no son muy serios

se les acaba cazando

y su dimisión clamando.

Tal que viene en ser el caso

del Ministro de Educación,

que haciendo una deformación

ha devenido en fracaso

porque lo ha ideologizado

y la Iglesia bautizado.

Al ministerio entra y sale

personas de todo tipo,

algunas el prototipo

del que para nada vale,

y así las cosas haciendo

se termina el barco hundiendo.

Están empeñados en volver al Despotismo Ilustrado

Porque es que en nada ha acertado;

ni en cambiar Ciudadanía

por insana letanía,

ni reunir al Rectorado

de las universidades,

por no haber conformidades.

Ahora el Tribunal Supremo

en sentencia ha rechazado

que siga subvencionado

un colegio algo extremo,

pues segregación aplica

cuando a niños domestica.

Tal colegio, que es de la Obra,

niños y niñas, separa

porque es la cosa más clara

y al final a todos cobra,

siendo siempre tentación

del Mal tal orientación.

Sencilla es la solución;

como que ambos son privados

y no andan necesitados,

acabar la concertación

y a la Pública pasalla

para en algo mejoralla.

Entre Opus, frailes, curas, y monjas, ¡vamos dados!