Dice un viejo refrán, que si la envidia fuera tiña, cuántos tiñosos habría. Uno de estos tiñosos, a buen seguro sería Juan Rosell, por sus palabras digno sucesor de quien le antecedió en el puesto: Díaz Ferrán, un auténtico experto en hundir empresas, no pagar ni a trabajadores ni a proveedores, evadir impuestos, y falsificación de documentos, hoy en día imputado por cinco delitos, y verdadero espejo y muestra de la mayoría del empresariado español.
Juan
Rosell,
en un intento de superar a tan brillante figura ha arremetido una vez más de forma impulsiva e irracional contra la
Administración y los funcionarios, a los que siempre ha considerado unos
privilegiados que cobran mucho, trabajan poco, y que al haber demasiados,
sobran.
Bajo esta
fiera crítica,
ausente tanto de argumentación mínimamente sólida como de conocimiento de causa,
(porque podemos dar por cosa hecha que este buen señor no acude a la
Administración ni para enviar una carta certificada) se esconde un deseo no confesado: entrar a saco en la Administración,
para poder privatizarla y mediante la
correspondiente reducción de plantillas y bajada de sueldos, hacerla más
productiva, sin importarle que su servicio sea para el ciudadano lo más
parecido a un calvario, al mismo tiempo que hace aquello que más les gusta a
nuestros empresarios desde que tienen la nueva Reforma Laboral: aumentar el número de parados. Incluso seguro que le gustaría poder privatizar el
cuerpo de policía, al que usaría para que cuidasen de sus barrios, sus
negocios, y su gente, mientras que en los ghettos mandaba la ley de la selva. También pretendería privatizar la Hacienda
Pública, para evitar las desagradables inspecciones y poder evadir
impuestos con más tranquilidad de la que ya lo hacen.
También ha
dirigido sus impertinentes críticas para aquellos que crean ellos, los parados,
a los que califica de caraduras que no tienen intención de trabajar y que hay
quienes se apuntan, como las amas o amos de casa, para ver si logran sacar
tajada. Incluso ha llegado a asegurar que las
cifras están infladas y que no hay tantos parados en España. En eso casi le
daría la razón. Y es que no tengo la menor duda en que muchos de sus afiliados aprovechan la crisis para contratar mano de
obra más barata, no cotizando a la Seguridad Social.
Y
para terminar las perlas de la semana, también
ha hablado del caso Bárcenas, sobre el que ha dicho, que es catastrófico para la imagen de España,
pero que los donativos de las empresas al PP, son cantidades ridículas y sin
importancia. Es decir, que la corrupción se mide por la cantidad y no
por la calidad, sin tener en cuenta que “esas
cantidades ridículas y sin importancia” para él, son suficientes para poder
vivir durante un año miles de familias. Eso sin contar que vulneran la ley,
cosa que no parece contar para él.
En
efecto se trata, de un digno sucesor de
Díaz Ferrán. Incluso, puede que acabe igual que él. Y es que los empresarios
españoles, son – salvo raras y muy encomiables excepciones – cualquier cosa,
menos lo que deben de ser: empresarios. Habría que quitarles las subvenciones
que el Gobierno les da de nuestros bolsillos para que así nos demuestren de
verdad lo que vale su productividad.
Tanto
corroe la envidia
al
español empresario,
que
odia a todo funcionario
por
trabajar con Desidia,
quien
debe ser agraciada
para
ser tan deseada.
Dice
el “presi” de empresarios
que
es mucho lo que les pagan
pues
que es mucho lo que vagan,
y
ha hecho el comentario,
gracioso
y con mucha guasa,
de
que están mejor en casa.
Habla
porque tiene boca,
pues
lo que dice es un bulo
que
es pensado con el culo
y
su cabeza anda loca,
por
metelle buen bocado
a
todo lo que es Estado.
No, sólo 1
millón en 1 año
Pues
no pagaría impuestos,
y
a todos los funcionarios
rebajaría
salarios
y
reduciría puestos,
para
obtener beneficio
ofreciendo
mal servicio.
Y
lograría más sueños;
que
es aumentar los parados
pues
los tiene atragantados
porque
son muy pedigüeños,
son
gente muy caradura,
que
precisan mano dura.
De
gobernantes podridos,
diz
que a la imagen de España
le
han hecho mala campaña,
mas
poco dinero ha sido,
siendo
algo sin importancia,
pues
que se da en abundancia.
Que
suele darse a menudo
en
todas las situaciones,
mas
habla de corrupciones
y
nunca habla del cornudo,
que
es el que ofrece el dinero
y
hace a otro cabrón, carnero.
Está muy
claro. Acabar con todos ellos
Me gustan los recomienzos
ResponderEliminarMe gusta reilusionarme
Me gusta reinventarme
Me gustan los retropiezos
Quiero seguir aprendiendo a empezar cada día y ... ¡que estos hijos de satanás dejen de joder el país!
Pero que ilusa eres, María
Ilusa se deriva de ilusión, María. ¿Y acaso se puede vivir sin una ilusión? Sería una vida muy triste y aburrida. Creo que imposible de ser vivida.
EliminarUn abrazo.
Conocí a Joan Rosell de joven y sus declaraciones me han sorprendido. Me han parecido lamentables, penosas e injustas. Ya no sé si el hábito hace al monje o es al revés... Este hombre ha cambiado...a peor.
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos
Ya sabes lo que se suele decir, Luis Antonio: hay quien vive como piensa, y los hay que terminan pensando, como viven. Rosell, puede ser un buen ejemplo de estos últimos, a los que la codicia y sus negocios han eclipsado una capacidad de pensamiento humanista, modificándolo por otro economicista.
EliminarNo se trata de una caso único; personalmente, conozco varios. Unos evolucionamos a lo largo de la vida y otros involucionan, desde el punto de vista del pensamiento social.
Un abrazo.