HABLEMOS DEL GOBIERNO 1.- Gal•lardonadas

Aunque no tan en forma como en mis años juveniles, pero todavía funcionando correctamente, mi memoria no logra recordar un gobierno que haya sido capaz de reunir en una legislatura a tantos ministros, que aparte de tener como factores comunes todos ellos la ineptitud y la contumacia, hayan sabido ganarse a pulso las primeras páginas de los periódicos y la repulsa de toda la ciudadanía en algún momento de su mandato, o tal vez debería de decir – sobre todo en algunos casos – durante todo el año que llevan en su ejercicio. Por mucho que lo intento, no logro traer a mi memoria un gobierno tan nefando como éste durante estos treinta y pico de años que llevamos de pseudo-democracia a lo Berlanga.

Bien se podría decir que ha sido el mayor acierto de Mariano, que como buen gallego, para evitar que las miradas se posen en él y lo que hace o deshace, ha elegido a propósito y con conocimiento de causa a una pandilla de patanes y cazurros lo suficiente presuntuosos y sin sentido del ridículo, como para desviar, día uno, día otro, la atención de la ciudadanía con sus sandeces, sus salidas de tono, o su legislación decimonónica. De esta forma tan bien calculada, él queda libre, o en segundo plano, de la atención de los medios de comunicación, entretenidos con la carnaza servida como plato del día.

En estos últimos días, dos de ellos son los que se están llevando la palma de oro en la actuación, si bien no es la primera vez que ya se la han ganado y siempre por el mismo motivo: hacer las cosas al revés de cómo se deberían de hacer. Con ello logran algo tan difícil en España como es conseguir poner de acuerdo, aparte de a todos los afectados por sus respectivos ministerios, a la gran mayoría (por no decir a todos, excepto ellos mismos y sus podencos) de la opinión nacional en contra de la chapuza que intentan convertir en ley. Son, Alberto Ruiz Gallardón, Ministro de Justicia, y José Ignacio Wert, Ministro de un montón de cosas, pero más conocido por sus continuas wertadas y sinwertadas.

Gallardón se ha ido ganando las simpatías de todos

El primero de ellos, que ya empezó su legislatura con cien pasos atrás  en la Ley del Aborto, (como todo buen opusdeísta) pero que no ha podido con  el Tribunal Constitucional en el tema del matrimonio entre personas del mismo género, y ha debido de tragar bilis, si bien no da la batalla por perdida, ha puesto en pie de guerra a todo el sector de la justicia – jueces, abogados, fiscales y hasta el propio Consejo General del Poder Judicial – apoyado también por la  ciudadanía, con sus reformas del Código Penal, pero sobre todo, con la imposición de las tasas judiciales.

Con la disculpa de pretender paliar la saturación de los juzgados, hace lo mismo que ante el consumo de fármacos; cobrar por acceder a su servicio. ¡Hay que ser todo un genio para llegar a tal conclusión! Así, si hasta ahora la justicia ya diferenciaba en su misma legislación entre ricos y pobres, ahora se le añade a estos una nueva piedra en el camino: para conseguirla, deberán de pagar. La Justicia ya no tiene venda; se la han quitado para que pueda contar el dinero que le pagan para que ejerza. El ciudadano medio no tendrá acceso ya a la justicia porque no se la va a poder permitir. No hay más echar un vistazo a la ley para ver que lo que hasta hoy era gratis, no será posible por falta de medios económicos, porque hasta recurrir una multa será más caro que pagarla.

Y como anécdota digamos, que como hombre de bien y que sabe ser agradecido con la mano que le da de comer, acometerá próximamente la privatización de la gestión de los registros Civil, Mercantil y de la Propiedad, labor que pasará a ser responsabilidad del Colegio de Registradores de la Propiedad, Bienes Muebles y Mercantiles de España, y que lo hace después de que el Gobierno se haya gastado 128 millones de euros en su modernización, para que pase al sector privado en buenas condiciones gracias al dinero de los contribuyentes. Me imagino que todos ustedes saben a qué se dedica Mariano - aparte de la política – y de qué tiene un despacho en Santo Pola. Por si alguien no la sabe, es Registrador de la Propiedad, y sigue en ejercicio, cobrando parte de los beneficios que le reporta su oficina, con un sustituto que tiene.

Nom omne quod licet honestum est. No todo lo que es lícito es honrado.

La venda de la Justicia, ahora se la pone él

Que recuerde mi memoria,

un gobierno tan nefando

no ha conocido la historia

ni tan sólo gobernando

el de la triste memoria.

Que semejante pandilla

de cerriles alcornoques,

que son listos de boquilla

mas en realidad, bodoques,

y haya logrado reunilla.

Sólo puede ser Mariano

quien tal cosa ha conseguido,

y pasa a segundo plano

no siendo ya perseguido

en su quehacer de escribano.

Porque en esto, él no pita,

siempre ha estado registrando,

y para cuando dimita

le han estado preparando

bicoca que le dé guita.

Otra de sus grandes tomaduras de pelo:

quien no logra impunidad, consigue un indulto

Que para esto está Gallardón;

para hacer gallardonadas

tan dignas de un galardón,

como lo es un moscardón

por hacernos cabronadas.

Que ha logrado lo imposible:

unificar toda España,

mas en su contra, sensible,

por querer lograr la hazaña

de una justicia vendible.

Pues para lograr justicia,

primero habrás de pagalla,

y si hay suerte y con pericia,

tan sólo podrá alcanzalla

el que tenga por gastalla.

Porque lo que es clase media

sin justicia quedaremos

pues nunca la alcanzaremos,

sólo será otra comedia

que de nuevo tragaremos.

Y no quieren que se hable de “Memoria Histórica”

porque toca a sus héroes, a quienes devuelven sus anacrónicos títulos