Si el año pasado el Gobierno de Madrid prohibió la Procesión
Atea por la evidente voluntad de provocación
en Semana Santa, lo que era
una ofensa a los católicos según la señora condesa (consorte), Esperanza
Aguirre, este año, y a pesar de que no
se trata de una Procesión Atea, sino de una manifestación de protesta, utilizan
la misma argumentación para prohibirla: La
fecha, lugar y hora elegidos por los convocantes, aunque manifiestan en principio
una finalidad lícita, lo cierto es que pretenden realizar la manifestación un
día de especial significación para los católicos, en el mismo lugar y horario
en que se van a celebrar diversos actos religiosos, lo cual pone de manifiesto,
cuanto menos, una evidente voluntad de provocación.
Independientemente de que los manifestantes han propuesto
recorridos que no coinciden en lo más mínimo con ninguna procesión
católica, de que la evidencia en la
voluntad de provocación, aparte de subjetiva en su apreciación, no es justificación
válida para prohibir el ejercicio de un derecho contemplado en la
Constitución, de que el Estado y su
administración – y también según la Constitución – son laicos y por tanto
no pueden tomar partido por una determinada confesión religiosa (aún en el
hipotético caso que ésta sea mayoritaria), de
que el día de la manifestación o protesta lo ponen los manifestantes y no el
gobierno de una comunidad, y que la
calle no es propiedad privada de una determinada secta, sino de toda la
ciudadanía, por mucho que en ciertas fechas acostumbren a celebrar alguno
de sus ritos en la calle, exhibiendo su particular mal gusto de tipo
sadomasoquista, no autorizado para menores a los que puede causar traumatismos
psicológicos, y con la consiguiente molestia para el resto de ciudadanos, que
tenemos que aguantar tal vergonzosa ostentación callejera, no existen motivos jurídicos para permitir a unos y prohibir a otros.
Los chicos
del Ku-Klux-Klan, versión masoquista
Mucho más si tenemos en cuenta los últimos datos sobre la
tendencia religiosa de los españoles, en especial, de su juventud. Porque la Iglesia Católica Española se ha
quedado anclada en el pasado y piensa que en la actualidad sigue teniendo
el mismo poder moral que tenía en los años 60 del siglo pasado, y no es así. Sigue conservando – gracias al
infamante Concordato que todavía se mantiene con el estado Vaticano, a pesar de
su inconstitucionalidad, y gracias al nefando hacer de los diferentes gobiernos
que desde el año 1979 han ejercido el poder en España – el botín económico, los privilegios de exenciones fiscales, y la bula
de bucaneros para hacer inmatriculaciones de fincas que no siendo suyas, no
estén a nombre de otra persona, pero salvo los que les apoyan desde el poder, en la calle, han ido perdiendo la autoridad
que da una doctrina, la seguridad que infunde una fe, y el amor que destila un
ejemplo de vida acorde al discurso religioso.
El número de católicos practicantes en España ha bajado en los
últimos años hasta un 20%, y los que se declaran católicos aunque no
practicantes, no llegan al 50%. Pero estos datos entre
los jóvenes son muy diferentes y marcan una tendencia a la baja. El número de
católicos practicantes parece haberse estabilizado en el 10%, y el de no
practicantes en el 45%. En las últimas jornadas sobre teología celebradas
en la Facultad de Santiago bajo el lema de Os
desafíos no pluralismo religioso, el 46% de los españoles entre 15 y 24 años
se declaran ateos, indiferentes o agnósticos, y estos porcentajes van en
aumento. Las famosas raíces católicas de la España de siempre se están
perdiendo a marchas forzadas, hasta el punto que la misma Iglesia ofrece
puestos de trabajo fijos, con casa, comida, miñona, sueldo, extras, vida de
cura, y siendo un poco espabilado, la posibilidad de hacerte con un patrimonio
suficiente para retirarte al cabo de diez años, gracias a lo que se puede ir sacando
a las ancianitas solas, a las que se convence para que antes de morir dejen
testamento a favor de la Iglesia, táctica ésta muy utilizada por los jesuitas
ya de antiguo.
La Legión
pasea al Cristo de la Buena Muerte
en la
Procesión de Málaga
Pues bien, estos porcentajes de ateos, indiferentes o
agnósticos, se sitúa en las comunidades del País Vasco, Catalunya, y Madrid, en
63%, 62% y 58% respectivamente. Como bien podemos apreciar, en la Comunidad de
Madrid, que es de donde estamos hablando, hay una mayoría de jóvenes que no son
católicos, ni siguen ninguna religión, lo que unido, al dato de que tan sólo un
20% del total de la población es practicante católica, en realidad es una minoría quien está imponiendo su caprichosa
autoridad sobre el resto de la comunidad, eso sí, apoyadas por un poder que
no acostumbra a respetar a sus ciudadanos por lo que piensan, sino por la
coincidencia de pensamiento.
Resaltemos ya de paso, la presencia inconstitucional en ambas
procesiones – la Católica y la Atea – de fuerzas del Estado; autoridades
que presiden las procesiones como tales, y el ejército. Siendo el caso más conocido el de la Legión y el paseo del Cristo de
Mena en Málaga, o el Cristo de la buena muerte, al que acompañan y por el
que son pasados revista, mientras cantan su famoso Soy el novio de muerte, muy emocionante sin duda para algunos, pero
más bien propio de otros tiempos donde los descerebrados uniformados mandaban
en este país. En la Atea, también suele
haber presencia de fuerzas del Estado, pero en este caso no acompañan ni cantan, sino que como norma
acaban atizando y repartiendo leña entre los participantes porque – nunca se
explica uno cómo ni de qué manera – acaban siendo una amenaza para el orden
público. Y eso que hasta ahora los únicos que han amenazado o atacado (y
presumido de ello públicamente) han sido los neocat, y para ser más exactos
MasLibres.org, que se declaran a sí mismos vigilantes
de los blasfemos, y defensores de la verdad mediante razones y
argumentos tan sólidos como irrumpir en un teatro y atacar a los actores.
Uno se
pregunta, si al final no será mejor que en las manifestaciones nos acompañen
los legionarios cantando, en vez de hacerlo los antidisturbios atizando a
diestro y siniestro sin mediar motivos suficientes.
La Policía
Nacional también “acompañó” la
Procesión
Atea del año pasado
Se acerca Semana Santa
y en ella las procesiones,
empezando los follones,
pues la ilustre gobernanta
de Madrid ha prohibido
un derecho protegido.
Es aquesta una semana
en que se hacen procesiones,
mas no manifestaciones,
porque no le da la gana
al gobierno pertinente
ya que es cosa impertinente.
Y argumenta en su defensa,
ser días de penitencia
y no de buscar pendencia,
lo que puede ser ofensa
de aquellos buenos creyentes
implacables y fervientes.
Razón, que es especulación;
pues si la calle es de todos,
no existe forma ni modos
de creer que su utilización,
pueda ser cosa exclusiva
o tener prerrogativa.
Mas la tiene, y es ofensa,
porque no es constitucional
ni es tampoco algo racional,
mas sí que tienen dispensa
y bula de bucaneros
para robarnos dineros.
Pues que es la Iglesia Romana
la que goza este derecho,
haciéndolo cumplir de hecho
mientras dura la semana,
exhibiendo vergonzosos
ritos y actos escabrosos.
La Iglesia siempre tiene bula para ocupar
la calle sin tener que dar explicaciones
Que cual la Santa Inquisición
van todos encapuchados,
algunos arrodillados,
con cadenas, en expiación,
otros se van flagelando
hasta lograr ir sangrando.
Espectáculo, que indigno,
a niños es permitido,
dejándolo confundido
sobre lo bueno o maligno,
y luego se van quejando
que los van abandonando.
Porque hay que tener en cuenta
que viven en el pasado,
que ya se les ha acabado
lo que en los años sesenta
del pasado siglo hacían,
mandaban y deshacían.
Católicos practicantes
en España es minoría,
no llegando a mayoría
si une a los no practicantes,
por lo que no es explicable
tengan trato favorable.
Y más si vemos tendencias
que entre jóvenes existen,
y todas ellas persisten
en que aumentan diferencias,
y ni dioses ni religión
les viene en llamar su atención.
Si el Gobierno
quiere exista
la Legión a procesiones,
nos, en manifestaciones
queremos que nos asista,
que hartos ya de los porrazos
estamos de cabronazos.
La Semana
Santa, es para hacer
lo que a uno le
dé la gana
Cuando leí lo de la legión en las procesiones, creí que te referías a la romana. Hace años que en Cádiz no salen romanos. Al parecer, los pillaron borrachitos y la gente se escandalizó. Pero eso es una injusticia. Emborracharse, se emborrachan todos. lo malo es que un romano llama mucho más la atención. En fin....
ResponderEliminarLo de la procesión atea, preferiría que salieran otros días distintos a la de los creyentes. Por mucho que cambien los itinerarios, siempre acaban apareciendo los gilipollas de siempre, que la lían.
¿Cuánto hace que no salgo a ver las procesiones? Pues unos cuantos años. Recuerdo que una vez, fuí, a finales de los 80 y no quise llevarme la cámara. Me perdí una escena curiosa: Unos penitentes pasando debajo de un arco, en el que coincidía la visión de un buque soviético en el muelle, con su hoz y el martillo en la chimenea. Hubiera sido una imagen bastante curiosa....pero cómo no, dejé la cámara en casa, por no cargar con ella. Ahora, no se volverá a repetir esa imagen.
Ná, felíz Semana Santa.
Saludos.
Tío Antonio, que yo sepa, la mayoría de costaleros no superarían un test de alcoholemia, y las procesiones, en especial por Andalucía , se han convertido en un espectáculo para turistas, y en un negocio más.
ResponderEliminarLa procesión atea ya no la piden, sino que la han cambiado por una manifestación contra los privilegios anticonstitucionales de que consta la Iglesia Católica en España, un Estado laico, en el que asisten a actos religiosos fuerzas del Estado (lo que es también anticonstitucional).
La gente que va a las procesiones - salvo algunas excepciones - ya no es la mayoría de los ciudadanos, sino una minoría, y esa minoría no puede imponer sus criterios al resto, disponiendo de las calles en exclusiva. Aquí, la calle es de todos.
Saludos, y un abrazo.
La política y la religión JAMÁS deberían ir unidas. Pienso que es completamente inmoral y absurdo. Cada uno que rece a quien le de la gana pero que no interfiera con la ley.
ResponderEliminarUn abrazo Carlos, y fuerza!!
Estamos de acuerdo nosotros y la gran mayoría, pedroj., pero aquí eso no tiene importancia. El poder no acostumbra a escuchar lo que dice el Pueblo ni lo que desea o necesita. Ellos a lo suyo, hasta que se encuentren que ya nadie les guarda la espalda.
EliminarUn abrazo, y buen fin de semana.
querido y admirado amigo, cada uno es libre de tener las creencias religiosas que quiera, siempre y cuando tengan respeto al prójimo y conciencia por los que en verdad lo están pasando mal.Pero no se porque razón la religión y la política siempre fueron cogidas de la mano, y se cometieron y se cometen muchas atrocidades en nombre de ella. Miles de besinos con todo mi cariño y admiración querido y admirado escritor y poeta.
ResponderEliminarMi querida amiga, cuando religión y política van de la mano, es porque ambas sacan provecho de esa unión y una apoya a la otra; la política paga a la religión, y la religión deja de serlo para convertirse en servidora de la política, cuando no, en cómplice.
EliminarUn gran abrazo, querida amiga, y buen fin de semana.
Hola Carlos, he pasado un buen rato leyendo esta entrada. Ja,ja, el problema es que a la iglesia se la ve venir de largo y no se la teme mientras que el ateismo, es tan diverso y desconocido. Claro luego pasa lo que pasa, que inspira temor al poder, porque todavía desconoce por donde soplan estos vientos. Ya se sabe el que detenta el poder siempre va muy por detrás del pueblo, la iglesia es zorro viejo y sabe más el diablo por viejo que por diablo. Bs.
ResponderEliminarEn realidad, emejota, los ateos somos tan antiguos como las religiones, con la ventaja de que pensamos más, ya que para ser ateo, precisas haber sido primero creyente y haber pasado por el proceso de reflexión que te ha llevado al ateísmo. De un ateo no se puede esperar nada malo, pues se guía por la ética y la moral social, mientras que de un religioso puedes esperarte cualquier cosa, ya que no razonan, pues se basan en dogmas inamovibles e indemostrables que deben de ser creídos mediante un acto de fe. Toda religión deísta lleva implícita la exclusión de los creyentes de otras religiones y los ateos. No es precisamente la tolerancia lo que las distingue, aunque sea su credo.
EliminarUn abrazo, y buen fin de semana.
pasmaoooooooooo¡¡¡¡, me tiene D.Carlos.
ResponderEliminarPrimero que nada prohibido prohibir, y más laico que una procesión de Semana Santa, no conozco nada, por lo menos las del sur, que son todas un puterío, las castellanas no las conozco mucho, pero las del sur, son fascinantes, son muy coloridas, ahí con una imagineria casi todos desnudos, otros con caperuzones de la sala de las torturas una mezcla de sado-masoquismo, lila, verde blanco , jadeantes sudorosos, parecen carrozas del día del orgullo,con romanos (algún gladiador de Capua y la mayoría con barrigón màs típico de un Santa Claus, ja,ja,ja,ja.
Ademas son un reclamo turístico y dan empleo.
Y tengo entendido que tu, eres costalero de la Macarena de la Barceloneta. (es broma)
SALUDOS.
Es que las de Andalucía son en realidad un atractivo turístico, y aparte, un negocio (en Sevilla, se cobran las sillas, y las de primera fila son carísimas.) Por si fuera poco, el cachondeo que se llevan dentro del paso los costaleros, no te los puedes ni imaginar. Como he comentado más arriba, ninguno pasaría un test de alcoholemia. Y también se canta en las procesiones, lo que enriquece la fiesta. Pena que no dejen bailar. Las de Castilla son todo lo contrario, reina el silencio y la seriedad típicamente castellanas; los penitentes se azotan hasta hacerse sangrar las espaldas, otros descalzos van arrastrando cadenas, otros hacen la procesión de rodillas, debiendo de ser ingresados en el hospital a continuación..., ¡en fin!, todo un espectáculo muy pedagógico y reconfortante para los niños.
EliminarEn la única iglesia que hay en la Barceloneta, hay santo, que es San Miguel pescador, pues el barrio es en teoría de pescadores y marinos. Me imagino que debe de haber una virgen, que es la del Carmen, que es la de los pescadores y marineros, pero no sé por dónde parará porque nunca he entrado en la iglesia. En el barrio, más que procesión, hacemos vía crucis de bar en bar, que de esos hay a cientos.
Un abrazo, y buen fin de semana.