¿OS ACORDÁIS DEL ¡QUÉ SE JODAN!, PUES ESO

Cuando en mi anterior entrada sobre el escrache, hablé de la necesidad de utilizar el sentido común y el diálogo como formas de evitar este estilo de comunicación ciudadano-representante político, sabía de sobra que mis palabras, con el partido que ocupa el poder indigna y antidemocráticamente, sobraban, ya que si hay algo que el PP no ha hecho nunca ni hará, es escuchar la voz del pueblo. Y por un motivo muy sencillo: no le representa, ni siquiera a aquellos que le han votado, engañados por promesas incumplidas.

En realidad, el gobierno nunca había pensado en aceptar ninguna de las peticiones de la PAH a las que no diera el visto bueno la banca, e hizo siempre oídos sordos al clamor por la ILP (Iniciativa Legislativa Popular), pues ya tenía prevista su nueva Ley Hipotecaria y esa forma tan democrática de promulgarla: el decreto-ley, que tanto gustaba a su desaparecido y añorado Franco.

Previendo que ante tan cerril postura, los escraches seguirán, y que ya se ha dicho que continuarán siendo pacíficos y solamente informativos, el gobierno y ese tarado sectarista de Ministro del Interior que tenemos, ya ha distribuido instrucciones para la actuación policial en los escraches, identificando y sancionando a todos cuantos participen, e incluso deteniendo a aquellos que conforme a la legislación vigente incurrieran en actos constitutivos de delito.

Queda así en evidencia la falta de praxis democrática entre la derecha española, que se niega en redondo – ante los intereses de la banca – a prestar sus oídos al pueblo, al Tribunal de Justicia Europeo, a colectivos como Jueces para la Democracia, que no ven delito en los escraches y alerta contra su criminalización, o el propio Tribunal Constitucional, que advierte a los políticos, que deben de aceptar las críticas, como parte constitutiva de su trabajo.

Hace ya tiempo que el PP y este gobierno se están pasando la Constitución que dicen defender, por su arco de triunfo siempre que les conviene, y sobre todo ante la presión ciudadana, algo que les resulta insoportable. Que vayan teniendo en cuenta que con posturas como ésta, lo que conseguirán es cada vez un mayor rechazo generalizado de la ciudadanía hacia ellos y una crispación cada vez más acerba hacia todo lo que sea o signifique PP, con la lógica pérdida del apoyo de sus bases, que tampoco ven lógica esta forma de actuar.

Y como dije también en mi anterior escrito, cuando se van cerrando los canales de comunicación, y se va añadiendo leña al fuego en un ambiente ya de por sí muy cargado, puede ocurrir de todo. Y entonces, los que lo han querido hacer todo solos, que no pidan ayuda, porque pueden encontrarse con la frase de cierta diputada en el congreso, dedicada a todos los españoles en el paro: ¡que se jodan!

Hay sobres informativos que ni siquiera

se molestan en abrir, los otros, seguro que sí

                              

¡Qué castigo que tenemos!

con nuestros representantes,

pues resultan tan pedantes

que si con ellos queremos

tratar sobre cualquier tema,

te acusan de antisistema.

Pero qué se habrán pensado

este atajo de jumentos

incapaces de argumentos

por sí mismo elaborado,

que si están en el Congreso

no es por su célebre seso.

Que es gracia a que lo han votado

unos que son tan sufridos,

que en cabrones consentidos

devienen por engañados

y aún sabiéndose cornudos,

su voto dan, los muy rudos.

No saben que es soberano

el pueblo, que representan,

y haciéndose el loco intentan,

aparte de meter mano

en las cuentas, de soslayo,

hacer de su capa un sayo.

La capacidad de empatía de nuestros políticos

 es pareja a su nivel intelectual

Que si el pueblo algo demanda

y es justo lo que él exige,

por su deseo se rige

pues que es el pueblo el que manda,

y si no lo tiene claro,

pues que renuncie, y al paro.

Que esto es una democracia,

o al menos eso queremos

y como tal pretendemos;

al que no le haga gracia

que las alforjas se ciña

y a otro sitio a hacer rapiña.

Y quien quede congresista,

que para el pueblo trabaje

y sólo por digno gaje

a su pueblo lo asista,

aprendiendo a escuchallo

que es forma de respetallo.

Y si cambiar es preciso

hasta la Constitución,

derecho es de la nación

que no precisa permiso

de partidos ni de enteros,

ni juzgados ni banqueros.

Ante la injusticia, no hay neutralidad justificable

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