Dícese vivir para ver,
y nunca mejor el dicho
por poder tragar el bicho
de llegar a un orate a ver
por su simpático hacer
catedrático de ética
y aplicada a política,
que viene a ser cual poner
a un gorrino proponer
dar normas para buen comer.
Es un algo inconcebible
que quien una guerra apoyó
mientras al Pueblo desoyó,
piénsase un ser infalible,
(y un soberbio incorregible),
nos lo pongan a enseñar
lo que él no sabe respetar
y ni solo tiene idea,
pues lo de él fue la pelea
y a sus contrarios desdeñar.
Sin importalle los medios,
que son buenos si consigues
el fin que con tal persigues,
cual utilizar remedios
como es repartir premios
a quienes le apoyaron
y hasta el poder le llevaron,
sin dudar posteriormente
en borrallos de su mente
por pactos que interesaron.
¡Y qué decir de la humildad!
Virtud que va tan sobrado
porque jamás la ha gastado.
Su soberbia es caridad
y ésta a su vez, es la Verdad,
no divina, que es de juicio,
libre de todo prejuicio
fruto de una mente clara,
tal que ni ella se aclara,
mas es verdad sin resquicio.
Tal que el cambio climático.
Ha dicho que no existe
y a las pruebas se resiste,
es complot diplomático,
simple tema mediático,
mas lo único avalado
es ir contra el mercado,
atentar contra la libertad
y también contra la igualdad,
algo que ya ha fracasado.
Sus continuas opiniones
sobre todo acontecer
no habiendo nada que ver,
y siempre sobre cutiones
que ni sabe ni ha dones,
¡eso sí, dogmatizando!,
pues ha la verdad guardando,
y cual si fuese un hechizo
dispone del bebedizo
que el problema va zanjando.
Y por enmendar la plana
participan cual ponentes
los personajes siguientes:
Díaz, Acebes, Zaplana,
carneros de buena lana,
amigos de la pendencia
de embustidores tendencia,
siendo ya tan conocidos
que los tienen escondidos,
aunque sea por prudencia.
y nunca mejor el dicho
por poder tragar el bicho
de llegar a un orate a ver
por su simpático hacer
catedrático de ética
y aplicada a política,
que viene a ser cual poner
a un gorrino proponer
dar normas para buen comer.
Es un algo inconcebible
que quien una guerra apoyó
mientras al Pueblo desoyó,
piénsase un ser infalible,
(y un soberbio incorregible),
nos lo pongan a enseñar
lo que él no sabe respetar
y ni solo tiene idea,
pues lo de él fue la pelea
y a sus contrarios desdeñar.
Sin importalle los medios,
que son buenos si consigues
el fin que con tal persigues,
cual utilizar remedios
como es repartir premios
a quienes le apoyaron
y hasta el poder le llevaron,
sin dudar posteriormente
en borrallos de su mente
por pactos que interesaron.
¡Y qué decir de la humildad!
Virtud que va tan sobrado
porque jamás la ha gastado.
Su soberbia es caridad
y ésta a su vez, es la Verdad,
no divina, que es de juicio,
libre de todo prejuicio
fruto de una mente clara,
tal que ni ella se aclara,
mas es verdad sin resquicio.
Tal que el cambio climático.
Ha dicho que no existe
y a las pruebas se resiste,
es complot diplomático,
simple tema mediático,
mas lo único avalado
es ir contra el mercado,
atentar contra la libertad
y también contra la igualdad,
algo que ya ha fracasado.
Sus continuas opiniones
sobre todo acontecer
no habiendo nada que ver,
y siempre sobre cutiones
que ni sabe ni ha dones,
¡eso sí, dogmatizando!,
pues ha la verdad guardando,
y cual si fuese un hechizo
dispone del bebedizo
que el problema va zanjando.
Y por enmendar la plana
participan cual ponentes
los personajes siguientes:
Díaz, Acebes, Zaplana,
carneros de buena lana,
amigos de la pendencia
de embustidores tendencia,
siendo ya tan conocidos
que los tienen escondidos,
aunque sea por prudencia.
No solo es una vergüenza que un personaje como éste imparte clases de ética - algo que desconoce por completo - sino que de seguir así, cualquier día lo proponen para Papa. Seguro que esa universidad murciana pertenece al Opus.
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