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Se ha comportado tan mal con los medios de comunicación que en este
vídeo se vengan, poniendo lo que tiene que leer lejos, y fuera del plano de pantalla.
vídeo se vengan, poniendo lo que tiene que leer lejos, y fuera del plano de pantalla.
Son por todos conocidos varios tipos de síndrome
psicológico; el síndrome de Estocolmo,
el del emperador, el del estudiante, y el de la Moncloa (no contemplamos el
síndrome Aznar, por ser un tipo de síndrome muy raro y excepcional del que solo
se conoce un caso; el suyo).
El síndrome de la Moncloa consiste
esencialmente en la total pérdida de contacto con la realidad por parte de quién en dicho sitio
ha vivido. Hasta ahora lo han sufrido todos los que por allí han pasado
(excepción de Aznar, que por su síndrome especial, es la realidad quien le anda
buscando a él.) Bien pudiera decirse que es un palacio encantado que hace
perder la visión de la vida cotidiana del país, que sin embargo se está
rigiendo.
Rajoy no podía ser una excepción – mucho
más, dada su poca devoción por hablar y mucho menos en directo y con la prensa
– lo que hace que haga el ridículo cuando intenta hablar sin leer por falta de
práctica. Él ya ve un futuro claro,
cercano y maravilloso: ganar menos para mantener el puesto de trabajo. Ya
ni siquiera habla de crear puestos de trabajo, sino de que duren algo más de un
mes, que por lo visto es la tónica que se da en los últimos meses en las
oficinas del Inem.
Para qué
los minijobs, si tenemos los contratos parciales
por horas
que son más baratos y precarios
Y sin embargo, dice que
lo peor ya ha pasado, que las desigualdades que la crisis ha creado se
corregirán a través de una igualdad de oportunidades, con un trabajo para todos
que permitan unas condiciones de vida digna, tanto en el mercado laboral como
al llegar a la jubilación. Pero la realidad está tan lejos de estas palabras
como lo está la galaxia Andrómeda de la Tierra. La nueva ley de educación rompe
con la posibilidad de la igualdad de oportunidades, el mercado laboral tiende a
la precariedad y pobreza del trabajador, las pensiones irán perdiendo poder
adquisitivo, los jubilados terminarán siendo también otros pobres a añadir a la
lista, y las desigualdades son y serán cada vez mayores.
Por si fuera poco las cacareadas Sanidad Pública y Educación Pública, de las que todavía habla como
si fueran las mejores del mundo, se las están cargando, y si no lo han
conseguido del todo ha sido por la oposición ciudadana y de los profesionales
de ambas instituciones. Y tiene la
desvergüenza de decir que somos un país moderno, abierto y tolerante, cuando
están elaborando leyes contra los derechos fundamentales del hombre, como
la mal llamada ley de ciudadanía, que nos retrotrae a la época del franquismo,
o la del aborto, que nos devuelve a los años 80. Y somos tan modernos, que no podemos poner la calefacción, porque
no se puede pagar la factura de la luz, y en
lugar de bombillas nos alumbramos con velas.
La clase política y la ciudadanía
son dos cosas diferentes. Las democracias
parlamentarias representativas llevan más de cien años dormidas y sin evolucionar,
y las protestas ciudadanas siguen siendo la única manera de hacer cambiar un
gobierno y sus ideas, tal y como se ha demostrado en Malasia y están haciendo en Ucrania.
No hemos avanzado nada por ningún lado.
La clase
política y la ciudadanía no han avanzado
nada en
buscar una fórmula de entendimiento
No siendo hombre de hablar mucho
y menos aún a la prensa,
ha concedido dispensa,
mas no siendo en ello ducho
ha soltado disparates
típicos de botarates.
Y eso sin tener en cuenta
lo que al grabar el mensaje
que quiso ser homenaje,
(mas devolvieron la afrenta),
de la llamada Intocable
con una trastada loable.
Y es que quien al poder llega
o razona en forma absurda,
o el tiempo lo vuelve curda
y termina en la bodega
con total recogimiento,
perdido el discernimiento.
Pues lo que sí es patente
que si la esencia es negada
como a un rucio la cebada,
el intelecto latente
al quedar debilitado,
se ve a la muerte abocado.
Como siempre
la tecnología tiene sus pros y sus contras,
y uno de
estos es su manipulación
Y así, el que nos desuella
con todo su ensañamiento,
lo hace con gran sentimiento
pensando en su buena estrella,
y que lo hace por el bien
de vete a saber tú quién.
Pues piensa estar regalando,
pero las faltas en su obra
es parte de lo que cobra
porque nos está robando
lo que nuestro y no tenemos,
porque no lo defendemos.
Que todo nos lo han quitado
diciendo que es la igualdad
y a orden de la libertad
por lo que ellos han luchado
y que podamos poseello
si vivimos para vello.
Nuestro mañana es pobreza,
nuestro hoy es docilidad
que nos roba dignidad,
y el futuro la tristeza
que por más seguridad
el miedo es su calidad.
Con tanto
consejero y experto, ya ni saben qué hacer
"Todos los malos ministros son discípulos de la hija de Herodías: divierten a los reyes y principes con danzas y fiestas; los distraen en convites y luego les piden la cabeza del justo"
ResponderEliminarFrancisco de Quevedo y Villegas
Un placer D. Carlos
Estos ya ni siquiera se molestan en divertir a nadie sino en servir fielmente a su señor: el gran capital, y en su nombre y con su amparo hacer todo tipo de fechorías porque se saben impunes mientras el pueblo calle. Y todos lo conocemos, quien calla, otorga.
EliminarUn abrazo, María.
Genial, Carlos.
ResponderEliminarGracias por los buenos momentos que nos regalas con tus letras.
Muchas gracias Janton. Siempre anima leer comentarios tan elogiosos.
EliminarSaludos y un abrazo.
Un post excelente! Y que por desgracia es una gran, triste y patética, realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad. La dura realidad nos va llevando de nuevo a un país en blanco y negro en el que imperan la casta corrupta, un cierto orden establecido por los caprichos de esa casta para mantenerse en el poder, las creencias metafísicas propias del medievo con sus privilegios, y el acceso a la cultura y a la igualdad, vedado por la pertenencia a un determinada clase económica.
EliminarSaludos y un abrazo.
Creo que, por desgracia, no es la Moncloa lo que los aleja de la realidad. Ya vienen de casa así, casi toda la clase política, me atrevería a decir el 90% jamás han vivido la realidad que hemos vivido los demás, ni han llevado una vida de trabajar 14 horas, 6 días a la semana por 800 euros al mes, ni saben lo que es despertarse a las 6 de la mañana e ir a trabajar en metro o autobús, ni saben lo que es ir a la sanidad pública y estar 5 horas en la cola de urgencias, ni conocen otra cosa que no sea trabajar por enchufismo (a veces dudo de si saben lo que es trabajar) ni saben tantas cosas que por desgracia otros si conocen.
ResponderEliminarY todavía les sorprende el descontento de la ciudadanía con su labor...
En fin.
Un abrazo Carlos.
En líneas generales, tienes razón. Pero los hay que también han salido del pueblo y la ambición les ha llevado hasta el poder (caso Aznar) y un vez allí es donde, bien por soberbia o por estulticia, se encierran en sí mismos, niegan la realidad y desdeñan los consejos de sus propios colaboradores.
EliminarEs la locura del poder, o en este caso, lo que llamo el síndrome de la Moncloa, por ser su lugar de residencia, su esfera de cristal que les impide ver lo que pasa en y entre el pueblo.
Un abrazo.